No todo fue idílico, pero de eso no tenemos fotos
Karimunjawa, el casi paraíso de Indonesia
MARÍA MACHADO - 05/07/2024
Y ahí que fuimos, a la isla de Karimunjawa. Suena exótico, ¿verdad? Las búsquedas de Google así lo demuestran: ‘el paraíso perdido de Indonesia’, ‘aguas cristalinas y selva tropical intacta’, ‘inigualables fondos marinos’…
Y, así es. Esta vez no nos han engañado. Karimunjawa tienen todo lo que el imaginario colectivo nos ha vendido como paraíso terrenal (con palmeras cocoteras incluidas). De hecho, nunca había visto unos corales tan espectaculares y fue la primera vez que vi un pez payaso (¡Nemo!) en el mar (algo que había convertido en un reto personal).
Sin embargo, no todo fue tan maravilloso. Y hoy también me apetece hablar de esto, no vayas a pensar que todo en este viaje es de color rosa y huele a algodón de azúcar (también tenemos preocupaciones, te lo aseguro).
Llegar a Karimunjawa fue un infierno: un ferry de más de 2 horas y media, luchando contra un mar de mal despertar, cuya banda sonora fue escuchar a gente por todo el barco vomitando. Mi única opción para no convertirme en violín primero era cerrar los ojos, estirarme bien en el asiento (situado estratégicamente justo delante del aire acondicionado) y concentrarme en las conversaciones de ‘Estirando el chicle’.
Cuando por fin pisamos tierra llegó el momento de dirigirnos al hotel. Queríamos escapar del turismo de la isla (que, la verdad, no es excesivo), así que reservamos el hospedaje más alejado, en la parte norte de la isla. El premio: dormir en una cabaña en la orilla de la playa, convivir con una familia simpatiquísima y probar el que aún es el mejor nasi goreng (arroz frito) que he comido.
Sin embargo, hasta esa noche no seríamos conscientes de que en nuestro tejado se había organizado una fiesta de cucarachas a la que habíamos sido invitados (y no lo sabíamos). No pasó mucho tiempo hasta que, literalmente, empezaron a llovernos cucarachas mientras nos disponíamos a ir a dormir.
Así que no; no todo en Karimunjawa fue idílico. Aunque, por otro lado, que todo lo malo sean un par de vómitos y unas cucarachas borrachas. Aunque, ya lo siento, de todo esto no tenemos fotos, así que mejor os dejamos las de la isla paradisiaca.