Hacerse la famosa foto en el templo de Lempuyang en Bali

La espera para hacerse una foto en la famosa puerta de este templo balinés suele superar las 3 horas

La foto del templo de Lempuyang en Bali

DANI ERRÁNTEZ - 20/06/2024

Hace tiempo que una imagen dejó de valer más que mil palabras. Pero no es culpa tuya. No es tu manera de ver lo que se ha devaluado, sino la herramienta que usas. La frase es de Olvido Ferrara —esa mujer de la que llevo años enamorado—. Se la dijo antes de morir a Faulques, el pintor de batallas. Demasiadas fotos, ¿no crees? El mundo está saturado de malditas fotos, añadía.

Olvido —algún día saludaré a su fantasma delante de uno de los volcanes de Dr. Atl— soltó aquello antes de la estampida de ceros y unos que han vuelto nuestro mundo más fácil, pero también más predecible, menos sorprendente, asquerosamente democrático.

El mundo está saturado de malditas fotos. Y me parece casi una broma macabra que la foto más famosa de Bali (incluso de Indonesia entera) sea mentira. Las fotos de las puertas del templo Lempuyang reflejadas en un apacible lago son los padres. Una burda manipulación que nos hemos tragado casi todos los que venimos desde el oeste.

Por otro lado, ¿qué es mentira?, ¿qué es verdad? Si la foto es tan bonita y genera tantas deliciosas sinapsis, ¿por qué vamos a prohibirla, desmontarla o vilipendiarla? Hay gente que ha esperado más de cinco horas para que un señor balinés tome su iPhone, lo enfrente a un espejo, le pida cinco posturitas al ritmo de “next pose” (a las parejas les permiten tomarse la foto juntos y por separado, para cuando el divorcio arribe) y tengan la maravillosa escena lista para que sus compañeros de oficina o las sucias envidiosas de la clase de yoga les llamen Willy Fog cuando vean la historia (Phileas Fogg es solo para los que prefieren leer a Verne, en España nos gusta más el león de aquellos dibujos animados tan cutres que a mí me encantaban).

Si somos sinceros, de haber sido más corta la cola —no más de 15 o 20 minutos— hoy os enseñaríamos la puta foto del espejo. Pero tres horas nos parecían demasiadas. Hay mucho que ver por esta isla para quedarse aquí contemplando a señoras rubias haciendo el Kung Fu Panda o parejas que ensayaron la coreografía de poses en su noche de bodas. Y es que, en esto de viajar hay que sentirse tan orgulloso de los clics que disparas como de aquellos que te ahorras.